viernes, 3 de octubre de 2008

DOMINGO, 05 DE OCTUBRE

Mateo 21, 33-43. En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: -«Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la cosecha, envió a sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?» Le contestaron: -«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.»

Y Jesús les dice: -«¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.» Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Notas Pastorales:

¡Qué grave es matar!

Evangelio
No matarás; es el mandamiento divino que sanciona la intangibilidad natural de todo ser humano; quien viole esta intangibilidad ofende a Dios, ya que todo ser humano es sagrado, está reservado a Dios, de quien es imagen. “Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra”. (Génesis 4, 10).

Sin embargo, la intervención justiciera divina no suele ser de inmediato, ya que está de por medio su providencia, que deja amplio espacio a la conversión humana: “yo sentencio con justicia y soy poderoso para salvar”. (Isaías 63, 2).

¡Qué grave es matar! No tenemos derecho a quitarle la vida a nadie, ni quitárnosla a nosotros mismos. Y además, hoy como ayer, se sigue asesinando de muchas maneras, como cuando se conduce irresponsablemente, a excesos de velocidad o embriagados arriesgando la vida de los demás; cuando se mata a un padre de familia para quitarle su carro o dinero; cuando se asesina a una persona para silenciarla; cuando se mata una nueva vida con el aborto... y tantas más.
Muchas veces se quieren arreglar los problemas con violencia, por la vía del asesinato; esto se opone totalmente a la voluntad de Dios, y Él hace justicia.

También se mata, cuando por descuido y corrupción no se construye bien un edificio y éste se desploma, acabando con vidas inocentes; se acaba con la vida cuando no se atiende responsablemente a un paciente y por desidia o negligencia se le deja morir; es criminal cuando se desata una guerra buscando dividendos económicos, en donde muere lo más valioso, como es nuestra juventud; se asesina cuando mueren miles de niños por desnutrición y hambre a causa de la corrupción política, o por el narcotráfico, destruyendo a la juventud a cambio de un puñado de monedas ensangrentadas.

Igualmente se mata envenenando con ideologías destructivas y enseñanzas esotéricas.
Es necesario creer en la vida. Cuidemos y disfrutemos sanamente ese don tan grandioso como es vivir. Sepamos convivir como hermanos. No nos agredamos. Respetémonos. Ayudémonos. Querámonos los unos a los otros.

Todo ser humano, desde el momento en que existe, debe ser respetado, y por tanto defendido en sus derechos fundamentales; porque ninguna persona tiene el derecho de disponer sobre la vida de otro, ya que por el contrario, todos debemos ayudarnos en actitud solidaria.
Recordemos que la vida es un don precioso de Dios.

Mons. Antonio José López Castillo
Arzobispo de Barquisimeto


Santo Padre


Las crisis matrimoniales se pueden superar

Recordando el episodio de las bodas de Caná, el Santo Padre señaló que el “buen vino” que se conserva hasta el final “es símbolo de la salvación, de la nueva alianza nupcial que Jesús vino a realizar con la humanidad”. En este contexto, afirmó que cuando los esposos “atraviesan momentos difíciles o -como demuestra vuestra experiencia- incluso se han separado, si confían en María y se dirigen a Aquel que ha hecho de los dos “una sola carne”, pueden tener la certeza de que aquella crisis, con la ayuda del Señor, les ayudará a crecer, y que el amor se purificará, madurará y se reforzará”.

Esto sólo lo puede hacer Dios, que quiere servirse de sus discípulos como de válidos colaboradores para acercarse a las parejas, escucharlas, ayudarlas a redescubrir el tesoro escondido del matrimonio, el fuego que ha quedado sepultado bajo las cenizas. Reaviva y hace que vuelva a arder la llama; ciertamente no como en el enamoramiento, sino de una manera diferente, más intensa y profunda: ahora bien, es siempre la misma llama.

Cada vez que una pareja entra en crisis encuentra tantas personas dispuestas a aconsejar la separación. También a los cónyuges que se han casado en el nombre del Señor se les propone con facilidad el divorcio, olvidando que el ser humano no puede separar lo que Dios ha unido.

Como demuestra vuestra experiencia, la crisis conyugal --estamos hablando de crisis serias y graves-- constituye una realidad con dos caras. Por una parte se presenta, especialmente en su fase aguda y más dolorosa, como un fracaso, como la prueba de que el sueño ha terminado o se ha transformado en una pesadilla y, por desgracia, "no hay nada que hacer". Esta es la cara negativa. Pero hay otra cara, que nosotros desconocemos con frecuencia, pero que Dios ve. Toda crisis, de hecho, nos lo enseña la naturaleza, constituye el paso a una nueva fase de la vida. Si bien en el caso de las criaturas inferiores esto sucede de manera automática, en el ser humano implica la libertad, la voluntad y, por tanto, una "esperanza más grande" que la desesperación. En los momentos más oscuros, los cónyuges han perdido la esperanza; entonces se da la necesidad de otras personas que la custodien, de un "nosotros", de una compañía de auténticos amigos que, con el máximo respeto, pero también con sincera voluntad de bien, estén dispuestos a compartir algo de su propia esperanza con quien la ha perdido.

Nota: En Barquisimeto existe la Pastoral Familiar, la cual trata de formar, unir y ayudar a los matrimonios y familias, tanto en sus buenos momentos, como en los de crisis. Pueden comunicarse en horario de oficina al (0251) 5113222 y al 0416 1571891.

Aparecida
La familia: patrimonio de la humanidad

V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Documento Aparecida. Segunda Parte. Capítulo 3. Resumen de los puntos 114 al 119.

Afirma el Papa Benedicto XVI que la familia “patrimonio de la humanidad, constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Ella ha sido y es escuela de la fe, palestra de valores humanos y cívicos, hogar en que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente… La familia es insustituible para la serenidad personal y para la educación de sus hijos”.

Agradecemos a Cristo que… optando por vivir en familia en medio de nosotros, la eleva a la dignidad de ‘Iglesia Doméstica’.

Bendecimos a Dios por haber creado al ser humano varón y mujer, aunque hoy se quiera confundir esta verdad (Gn 1, 27). Pertenece a la naturaleza humana el que el varón y la mujer busquen el uno en el otro su reciprocidad y complementariedad.

En el seno de una familia, la persona descubre los motivos y el camino para pertenecer a la familia de Dios. De ella recibimos la vida, la primera experiencia del amor y de la fe.

Dios ama a nuestras familias, a pesar de tantas heridas y divisiones. La presencia invocada de Cristo a través de la oración en familia nos ayuda a superar los problemas, a sanar las heridas y abre caminos de esperanza. Muchos vacíos de hogar pueden ser atenuados por servicios que presta la comunidad eclesial, familia de familias.



Documento de espiritualidad
"Renovemos la mente y el corazón”"


Es la hora de confirmar, renovar y
revitalizar la novedad del Evangelio.

Los obispos de Venezuela nos dirigimos a los hermanos sacerdotes y diáconos, religiosos, religiosas y personas consagradas, a los agentes de pastoral y a todo el pueblo católico para invitarlos a una renovación espiritual que nos convierta, con la gracia del Espíritu Santo, en auténticos discípulos y misioneros de Jesucristo… Siguiendo los lineamientos pastorales del Concilio Plenario de Venezuela y de Aparecida, queremos “confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia”, para impulsar la vida en Cristo en todos los órdenes de nuestra vida personal, familiar y social, con palabras y obras, en las actuales circunstancias del mundo y de nuestro país.

La fe nos dice que el Espíritu de Dios sigue actuando en nuestra sociedad, marcada por el cambio de época, la globalización, la búsqueda del sentido de la vida y de Dios, moviéndola interiormente hacia el bien y la verdad. Este Espíritu se ha manifestado en nuestra historia en el inmenso trabajo misionero realizado en Venezuela, cuando nuestros padres con escasez de medios y de agentes, pero con gran mística y fuerza espiritual, lograron no sólo propagar y mantener la fe, sino afianzar la comunidad, la familia y las instituciones en la esperanza cristiana. El laico católico… en Venezuela.


Áreas Pastorales

Emotiva ordenación sacerdotal


No teman dar el sí a Cristo, dijo el nuevo sacerdote a los jóvenes

El ahora presbítero José Leonardo Escalona Zabaleta, misionero paúl, de la Congregación de la Misión, fue ordenado sacerdote por imposición de manos y oración consecratoria de Monseñor Antonio José López Castillo; siendo ésta la primera vez en conferirla como Arzobispo de esta Arquidiócesis.

La ceremonia fue celebrada en la parroquia Cristo Rey, y estuvo cargada de un ambiente muy emotivo y festivo. Estuvieron presentes el Pbro. Carlos Iván Colina, párroco de la comunidad; los agentes de la pastoral parroquial; misioneros de los Padres Paúles de diferentes partes del país; seminaristas; sacerdotes diocesanos; feligreses; amigos y familiares del Ordenado.

El nuevo presbítero, aprovechó para agradecer a todos los presentes por haberlo acompañado en su camino hacia el sacerdocio, y se conmovió al dar su primera bendición sacerdotal a su madre. Sus palabras también fueron para los jóvenes con inquietudes vocacionales, a que no tengan miedo, y se decidan a dar el sí a Cristo.

VGC

Arquidiócesis de Barquisimeto
Vicaría de Pastoral


Jornada de formación permanente para el clero diocesano, religiosos, religiosas y laicos. Tema central: Primera jornada motivacional hacia el proyecto arquidiocesano de Renovación Pastoral. Días 7, 8 y 9 de octubre en el Centro Pastoral San Alfonso (calle 24 entre 21 y 22). Clero, religiosos y religiosas de 9 a.m. a 12 m. BsF. 50/ Laicos y movimientos de apostolado de 6 p.m. a 8:30 p.m. BsF. 30.

Nota: párrocos favor enviar 2 representantes, que quedarán exonerados si van con una carta firmada y sellada por sus parroquias.


Reflexión:

Benedicencia

Ese virus, que no se inclina ante edades ni condiciones sociales, y que propaga las deficiencias físicas, morales e intelectuales de las demás personas, se denomina maledicencia.

Hay un primer nivel para curarnos de esta enfermedad y requiere decisión para ir contra corriente: no hacer más propaganda de las carencias ajenas.

Todos poseen cualidades que debemos descubrir. El siguiente grado se encuentra en el pensar bien de los demás: Creer todo el bien que escuchamos y no creer sino el mal que vemos.

Y tercero, en lugar de pensar mal y difundir las reseñas negativas, se piensa bien y se difunden las noticias positivas.

Si el término negativo es: maledicencia, el término positivo debería de ser: benedicencia, aunque este término no aparezca en los diccionarios.

Esta virtud hace un gran bien a nuestra sociedad: favorece su edificación, pone en alto la dignidad de la persona y la contagia de aspectos positivos.

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