viernes, 19 de septiembre de 2008

21 septiembre 2008

Evangelio

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: -«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo-. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: ¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.» Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. (Mateo 20, 1-16).

Notas Pastorales: La grandeza del trabajo


“Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo debido”. (Mt. 20,3-4).

¡Qué importante es tener trabajo! ¡Qué grande es querer trabajar! ¡Cómo entusiasma encontrarle sentido al trabajo de cada día!

En el Antiguo Testamento, pese a lo que se suele decir, se expresa que el trabajo no proviene del pecado. Antes de la caída, tomo Yahvé al hombre y lo estableció en el huerto del Edén, para que lo cultivara y lo guardara (Gen.2, 15). En efecto, el mismo decálogo después de describir seis días de trabajo es cuando prescribe el sábado como día de descanso y culto especial a Yahvé (Ex. 20,8).

A propósito de estos días de trabajo, es bueno recordar “los seis días bíblicos” que empleó Dios para crear el universo, que subrayan que Dios al formar al hombre a su imagen, quiso asociarlo a su proyecto, poniendo en manos del hombre el universo, a fin de que ocupara la tierra y la sometiera (Gen. 1, 28).

De tal manera que el ser humano está llamado a perfeccionar esa naturaleza, y el mundo creado por el Todopoderoso. Eso sólo se puede hacer con el trabajo, en todas sus variedades. Es sólo con el trabajo de cada día, como se consolida la creación. El trabajo es la expansión de la creación de Dios, es el cumplimiento de su voluntad.

Sin embargo, esa voluntad divina, no se expresa abiertamente en ninguna parte como mandamiento de la alianza, ni el decálogo, ni en el evangelio, sino que sencillamente la Biblia ve el trabajo como una exigencia de la vida humana; por eso la Sagrada Escritura frente al trabajo, traduce el juicio de una conciencia sana y recta, y lo ubica dentro de la verdadera sabiduría.

Por eso la palabra de Dios es muy severa con la ociosidad, en nombre de la dignidad y del sentido común. Está consiente que la pereza es madre la miseria. La ociosidad aparece como una degradación, que lleva a decir a San Pablo: “El que no quiera trabajar que no coma”; e insiste la palabra divina: “La puerta da vuelta sobre sus bisagras, y el perezoso sobre su cama” (Prov. 26,14).

Trabajemos más y con más calidad y eficacia; así lograremos un lugar de dignidad social.

Mons. Antonio José López Castillo
Arzobispo de Barquisimeto

Santo Padre: El viaje del Papa Benedicto XVI ha sido un éxito


Ha sido una de sus principales actividades en los tres años y medio que lleva como Pastor Supremo de la Iglesia. Y ha de situarse, junto a las visitas apostólicas a Turquía (Diciembre 2006) y a Estados Unidos de América (Abril 2008), como el más destacado hasta ahora de sus viajes. Benedicto XVI ha vuelto a hacer gala de un proverbial don de la palabra y de una sencillez, humildad y ternura que cautivan.

Benedicto XVI siempre va más lejos, siempre sorprende, siempre enriquece. No se estanca, no se repite. Reitera ideas y conceptos, sí, pero crea y recrea permanentemente, ahonda, profundiza, sugiere, propone, innova, amplia horizontes y perspectivas.

Seguir y leer a Benedicto XVI es cátedra de la mejor formación permanente, es oratorio de espléndida lectura espiritual, es escuela del actualizado reto y compromiso pastoral. Teólogo excepcional –con extraordinarios conocimientos también en Escritura, Patrística, filosofía, cultura clásica, música, arte…-, experto en Teología de la Historia, resultan memorables sus discursos al respecto, siempre frescos, vivos, renovados y plásticos. Es maestro de la verdad y de la dulzura, las dos juntas.

Los contenidos de los discursos y homilías son nos lo muestran como un sabio y como un pastor, bien fundamentado y bien consciente de los retos que a la acción evangelizadora y misionera de la Iglesia plantean los tiempos modernos, tiempos que han de propicios para un retorno a Dios, que no puede ser el gran desconocido del hombre y de la cultura de hoy, sino que es su Creador, su Salvador, su Santificador, su Amigo, su Esperanza.

Jesús de las Heras Muela
Director de de la revista Ecclesia



Aparecida

Jesús le da un nuevo sentido a la vida

V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Documento Aparecida. Segunda Parte. Capítulo 3. Puntos 109 al 111.

Ante una vida sin sentido, Jesús nos revela la vida íntima de Dios en su misterio más elevado, la comunión trinitaria. Es tal el amor de Dios, que hace del hombre, peregrino en este mundo, su morada: “Vendremos a él y viviremos en él” (Jn 14, 23). Ante la desesperanza de un mundo sin Dios, que sólo ve en la muerte el término definitivo de la existencia, Jesús nos ofrece la resurrección y la vida eterna en la que Dios será todo en todos (cf. 1Cor 15, 28). Ante la idolatría de los bienes terrenales, Jesús presenta la vida en Dios como valor supremo: “¿De qué le sirve a uno ganar el mundo, si pierde su vida?” (Mc 8, 36)[1].

Ante el individualismo egoísta, Jesús propone entregar la vida para ganarla, porque “quien aprecie su vida terrena, la perderá” (Jn 12, 25). Es propio del discípulo de Cristo gastar su vida como sal de la tierra y luz del mundo. Ante el individualismo, Jesús convoca a vivir y caminar juntos. La vida cristiana sólo se profundiza y se desarrolla en la comunión fraterna. Jesús nos dice “uno es su maestro, y todos ustedes son hermanos” (Mt 23, 8). Ante la despersonalización, Jesús ayuda a construir identidades integradas.

La propia vocación, la propia libertad y la propia originalidad son dones de Dios para la plenitud y el servicio del mundo.



Concilio Plenario de Venezuela
Instancias de comunión con Jesús


Documento Conciliar Nº 11 Instancias de Comunión. Punto final.

La Conferencia Episcopal Venezolana elabore trienalmente un plan pastoral como instrumento para la evangelización y animación pastoral.
La CEV, a través de la Comisión Episcopal respectiva, elabore un directorio sobre formas de financiamiento de la acción evangelizadora y sobre cuestiones jurídicas, legales y administrativas que atañen a las obras de la Iglesia.
Todas las instancias eclesiales dispongan de un consejo económico, formado por personas competentes y de indudable honestidad, que administre y supervise las gestiones realizadas.

El Consejo Nacional de Laicos, conjuntamente con los consejos diocesanos de laicos, promueva la planificación, coordinación y ejecución de planes de formación, jornadas de estudio sobre la realidad venezolana y eventos de espiritualidad laical.


Áreas Pastorales: El CNL se pronuncia

Ante la decisión del Ejecutivo Nacional de aprobar los 26 decretos leyes, los miembros del Consejo Nacional de Laicos de Venezuela (CNL), emitieron el jueves pasado un comunicado en el cual fijan su posición al respecto.

Mario González Casado, presidente del CNL, hizo lectura del contenido en el cual expresan que la aprobación de estas leyes se realizó “irrespetando la decisión de la mayoría del pueblo venezolano, violando una vez más la dignidad y los derechos humanos fundamentales, no sólo por el espíritu y los contenidos de las mismas, sino además, y sobre todo, por violentar la voluntad del país, decretándolas de un modo irregular, antidemocrático e impositivo, lo cual niega el derecho a la participación ciudadana, reconocido por nuestra Constitución”.

Asimismo, manifiestan que se impuso la voluntad de un sector por encima de lo que la mayoría de los venezolanos rechazaron el pasado 2 de diciembre, ya que “se restringe el derecho a la propiedad privada; constituyen un Estado dueño de todo, desvirtúan a la FAN, poniéndola al servicio de una ideología política; niegan la participación ciudadana, concentrando todo el poder en una sola autoridad; y revierten el proceso de descentralización”.

Por otro lado, afirmaron que esta acción “se opone a los valores y principios fundamentales del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia: el respeto a la dignidad de la persona humana, a la verdad, a la libertad, a la justicia, al bien común, a la solidaridad, a la subsidiaridad, a la libre y responsable participación en la construcción democrática de una nación y en la instauración de una convivencia fraterna y pacífica, iluminada por el precepto evangélico del amor”.

Por último hicieron un llamado a la participación en el ejercicio del derecho y deber de votar en las próximas elecciones del 23 de noviembre.

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