Evangelio
Mateo 22, 15-21. En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: -«Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?» Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: -«Hipócritas, ¿por qué me tientan? Enséñenme la moneda del impuesto. » Le presentaron un denario. Él les preguntó: -« ¿De quién son esta cara y esta inscripción?» Le respondieron: -«Del César.» Entonces les replicó: -«Pues páguenle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. » Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Notas Pastorales:
Lo humano y lo divino
Entonces les replicó: -«Pues páguenle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. »
De la misma manera que Dios ha tomado emblanza humana en Cristo, y ha entrado en el mundo, así también el cristiano debe tomar parte en ese mismo mundo, insertándose en Él.
El hombre ha sido creado a imagen de Dios, no sólo para dar testimonio del don recibido, sino como programa y compromiso ético que apunta a la plena autorrealización del mismo. Dios y hombre, conllevan una relación plena de sentido. La relación que une al hombre con Dios, es vital y se expresa a través de la fe, que acata sus valores y mandatos. La presencia del Dios vivo, que dialoga con su criatura, es la ley insertada en el corazón humano.
Dios sitúa al hombre en una creación bella y buena para que la cultive y la guarde. Al presentarle los animales, Dios desea que Adán exprese su soberanía sobre ellos, dándoles su nombre. Le señala de esta manera que la naturaleza no debe ser destruida sino, orientada, puesta al servicio del hombre. Pero este tener dominio digno sobre la naturaleza no sustituye la obediencia y aceptación a la voluntad de Dios, a su plan salvífico. Así pues, el hombre no halla el sentido de su ser y de su existencia, sino en Jesucristo, el hijo de Dios que se hizo hombre para que nosotros fuéramos hijos de Dios. (Gálatas 4, 4).
Indiscutiblemente que algunos hombres de hoy, pudiesen pensar que se existiese una vinculación estrecha entre derechos humanos y derechos divinos entre ciencia y fe, o entre lo humano y lo divino, esto pudiese ir en detrimento de la autonomía humana, de la sociedad civil o de la ciencia.
No creemos que cuando el Señor expresa «dad al César, lo que es del César y a Dios lo que es de Dios», quiera decir que la sociedad civil vaya por un sendero, y la vida de fe vaya por otro totalmente opuesto; es autonomía, pero entendida esta como un poseer valores y leyes propias de acuerdo a su verdadera naturaleza y fines específicos para los que existen.
Recordemos que esos fines, responden a lo que el hombre noblemente anhela, pero que también son queridos por Dios. La auténtica autonomía terrenal enseña que la misma naturaleza posee consistencia, ordenamiento y bondad, que el ser humano debe respetar (Concilio Vaticano II, la Iglesia en el mundo actual, 36) y aplicando la metodología de cada área científica, ya que tanto la ciencia como el arte y la fe tienen su origen, primero en Dios.
Ahora, pretender captar la autonomía temporal, como una realidad independiente de Dios, opuesta a Dios y tratar de usarla sin referencia a Dios, como ultima causa, creemos que es una visión parcializada carente de sentido y veracidad, para nosotros creyentes; ya que el hombre sin Dios, se deshumaniza; y por el contrario, lo humano se ilumina y fortalece desde lo Divino.
Por tanto, existe una vinculación extraordinaria entre lo temporal y lo eterno, ya que Cristo es Hombre y Dios al mismo tiempo; por eso que grandioso y eficaz es saber unir, desde una fe madura, lo humano y lo Divino.
Mons. Antonio José López Castillo
Arzobispo de Barquisimeto
Arzobispo de Barquisimeto
Santo Padre
Benedicto XVI dijo que la selección genética pone en peligro a la humanidad
El Papa condenó los avances científicos que permiten que nazcan niños genéticamente modificados, como el caso de España. Habló de los "beneficios fáciles y la arrogancia de sustituir al Creador".
Benedicto XVI resaltó hoy el valor de la investigación científica para el progreso de la humanidad, pero advirtió que "los beneficios fáciles y la arrogancia de sustituirse al Creador" pueden poner en peligro a la humanidad.
El Papa hizo estas manifestaciones en el discurso que dirigió en el Vaticano a los participantes de un convenio organizado por la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, con motivo del décimo aniversario de la encíclica de Juan Pablo II Fides et Ratio.
Benedicto XVI dijo que la investigación científica tiene un valor positivo y que los descubrimientos de las ciencias matemáticas, físicas, químicas y aplicadas son fruto "de la razón" y expresan "la inteligencia con la que el hombre logra penetrar en la profundidad de la creación".
El Obispo de Roma afirmó con rotundidad que la fe "no teme" al progreso de la ciencia y los desarrollos a los que conducen sus conquistas "cuando tiene como fin el hombre y su bienestar, y el progreso de la humanidad" y precisó que "no es el árbol de la ciencia el que mata, sino la desobediencia".
"El dinero fácil o, peor todavía, la arrogancia de sustituir al Creador es una forma de 'hybris" (arrogancia) de la razón que puede asumir características peligrosas para la humanidad", denunció el Papa.
El Pontífice añadió que la ciencia "no está capacitada" para establecer principios éticos.
"Ella sólo puede aceptarlos en sí y reconocerlos como necesarios para erradicar sus eventuales patologías. La filosofía y la teología sirven en ese momento como ayuda indispensable para evitar que la ciencia proceda en solitario por un camino tortuoso, lleno de imprevistos y de riesgos", señaló Benedicto XVI.
El Papa teólogo agregó que ello no significa limitar la investigación científica o impedir a la técnica producir elementos de desarrollo, "consiste en vigilar el sentido de la responsabilidad que la razón y la fe poseen en confrontación con la ciencia para que ésta permanezca en el surco de servicio al hombre".
Fuente: EFE
Aparecida
Destino universal de los bienes y ecología
V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Documento Aparecida. Segunda Parte. Capítulo 3. Puntos 125 y 126.
Con los pueblos originarios de América, alabamos al Señor que creó el universo como espacio para la vida y la convivencia de todos sus hijos e hijas y nos los dejó como signo de su bondad y de su belleza. También la creación es manifestación del amor providente de Dios; nos ha sido entregada para que la cuidemos y la transformemos en fuente de vida digna para todos. Aunque hoy se ha generalizado una mayor valoración de la naturaleza, percibimos claramente de cuántas maneras el hombre amenaza y aun destruye su ‘habitat’. “Nuestra hermana la madre tierra” es nuestra casa común y el lugar de la alianza de Dios con los seres humanos y con toda la creación. Desatender las mutuas relaciones y el equilibrio que Dios mismo estableció entre las realidades creadas, es una ofensa al Creador, un atentado contra la biodiversidad y, en definitiva, contra la vida. El discípulo misionero, a quien Dios le encargó la creación, debe contemplarla, cuidarla y utilizarla, respetando siempre el orden que le dio el Creador.
La mejor forma de respetar la naturaleza es promover una ecología humana abierta a la trascendencia que respetando la persona y la familia, los ambientes y las ciudades, sigue la indicación paulina de recapitular todas las cosas en Cristo y de alabar con Él al Padre (cf. 1Cor 3, 21-23). El Señor ha entregado el mundo para todos, para los de las generaciones presentes y futuras. El destino universal de los bienes exige la solidaridad con la generación presente y las futuras. Ya que los recursos son cada vez más limitados, su uso debe estar regulado según un principio de justicia distributiva respetando el desarrollo sostenible.
Documento de espiritualidad
Espiritualidad cristiana: Vivir en Cristo
CEV.- Toda la predicación de Jesús está centrada en el Reino de Dios (Lc. 12, 32), que se hizo presente en su persona. Recibirlo es acoger a Dios como Padre; es asumir las Bienaventuranzas como los nuevos valores que rigen la existencia del cristiano (Mt. 5-7)…
La espiritualidad cristiana nace del encuentro personal con Jesucristo vivo, que llena de alegría y de esperanza la vida y nos hace sus testigos. Esa fue la experiencia vivida y testimoniada por los Apóstoles: “no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído” (Hech 4,20). San Pablo tuvo este encuentro con Cristo y pudo exclamar: …“para mí la vida es Cristo” (Gál 2,20).
Jesús nos envía su Espíritu para que escuchemos su mensaje, lo actualicemos y pongamos en práctica. El Espíritu nos capacita para seguirle en fidelidad creadora. Es el Espíritu Santo quien dirige la vida espiritual ya que nos conduce a la comunión con Dios Uno y Trino y llena de gracia y santidad nuestra vida. El Espíritu nos hace descubrir a Jesús como el Señor, nos hace llamar a Dios Padre y nos hace vivir como hermanos.
No podemos pretender creer en Jesucristo y vivir en la indiferencia, en la permisividad y sin compromiso alguno… Ser discípulo de Jesucristo es estar con Él, abrazar su cruz, rechazar el pecado, cumplir los mandamientos de la ley de Dios, vivir las bienaventuranzas y el mandamiento nuevo del amor, perdonar incluso al enemigo; es comprometerse con la causa de la verdad, la paz y la reconciliación.
Áreas Pastorales
Por la vida y la democracia
Los miembros de la Conferencia Episcopal Venezolana en el marco de su XXXVIII Asamblea Extraordinaria Plenaria, emitieron una exhortación pastoral; algunos de los puntos fueron:
Problemas Sociales: “Sentimos honda preocupación por la situación de creciente inseguridad, delincuencia desbordada y desprecio a la vida…Exigimos, en nombre de la vida, a las autoridades competentes actuar, dentro del marco de la Constitución y las leyes, de modo que se garanticen los derechos fundamentales de los venezolanos”
Política: “… vemos como un irrespeto a la voluntad popular soberana que se impongan muchos de los cambios rechazados mediante la publicación inconsulta y sorpresiva de un conjunto de leyes con elementos de carácter estatizante, autoritario y centralizador… en detrimento de las personas e instituciones, y cercenan múltiples derechos políticos y sociales de los ciudadanos”.
Las próximas elecciones regionales revisten una extraordinaria importancia y proyección para el destino democrático de Venezuela, pues no solo confirman la decisión de mantener vigente el principio de descentralización… sino que pueden también contribuir al sano equilibrio de los poderes públicos de las regiones en función del pluralismo, la reconciliación y paz ciudadana.
Los venezolanos, en efecto, anhelamos vivir en paz y democracia. Nuestra vocación es convivir en armonía y fraternidad. Por eso rechazamos la violencia verbal y las amenazas que se han manifestado en esta campaña electoral. No queremos sufrir un permanente conflicto interno, que enciende las pasiones hasta el odio y la muerte y nos introduce en un ambiente de conflictividad internacional.
Conoce tu fe: No adoramos a la Virgen María
"Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo" (Lc 1,28). Los católicos no adoramos a la Virgen María; ella es bienaventurada por el hecho de haber sido escogida por Dios para llevar al Salvador en su seno, y por ello los católicos la hemos llamado así durante "todas las generaciones". El respeto y veneración que le profesamos los católicos a la Santísima Virgen tiene, por lo tanto, bases bíblicas sólidas.
El culto a María está basado en estas palabras proféticas: "Todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi maravillas el Poderoso" (Lc 1, 48-49). Ella será llamada bienaventurada, no porque su naturaleza sea divina, sino por las maravillas que el Poderoso hizo en ella. Así como María presentó a los pastores al Salvador, a los Magos al Rey, para que lo adoraran, le presentaran dones y se alegraran con el gozo de su venida, así la veneración a la Madre hace que el Hijo sea mejor conocido, amado, glorificado y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos. María nunca busca reducir la gloria de su propio Hijo; todo lo contrario, y así es como lo ha entendido la Iglesia desde los primeros siglos, cuando oraban al Señor los discípulos en el Cenáculo en compañía de la Virgen Madre (Hch 1,14). La luna brilla porque refleja la luz del sol. La luz de la luna no quita ni añade nada a la luz del sol, sino manifiesta su resplandor. Así es María.